viernes, 28 de diciembre de 2012

EL CAZADOR DEL VIENTO


En las montañas rocosas y bosques caducifolios de España, aún trasiegan algunos lobos. El aullido de este peludo cannis luphus se escucha desde siempre a través de la cordillera peninsular, el cual, como hielo, apuntalan los pelos de cuantos lo perciben. La llamada del linaje atrae a kilómetros de distancia la atención de todos los que les presta oídos. Ha llegado la hora del lobo ibérico, son los más numerosos y puros en su estirpe, de los que aún quedan en Europa. Se reconocen, se saludan, celebran encontrarse nuevamente. Son una manada, una familia, el clan de la luna. Estos parajes de reunión son para ellos su santuario, el único rincón que aún les pertenece. Las montañas Españolas es un lugar que siempre ha marcado tanto a lobos como a hombres, terrenos de sangre y leyendas.

Pero él sique aquí, leal a sus montañas, venteando como siempre con la cabeza alta. El olfato del cánido le da información de lo que ocurre en sus feudos. El olor prospecto corta los vientos, el hedor inconfundible del hombre. La estrategia comienza, saben que la vulnerabilidad de quienes se acerca les hace potenciar el miedo que a modo de fuerza superior, sale a través de sus armas de fuego. El matador inteligente, sabe diagnosticar, reconoce los síntomas, por ello prefiere observar en la distancia, donde no pueda ser visto. Dice la leyenda que la mirada del lobo paraliza, impide correr helando la sangre de sus víctimas, pero no es cierto, él bien lo sabe. Por eso ha de esconderse del cazador de dos patas, a quien no le gusta compartir las presas del angosto monte

Por hoy se han librado, pero la manada cada vez aumenta, esto supone desventajas para mantener la jerarquía. A medida que avanzan los días las peleas con el líder van en aumento. Ya no se come a diario, porque primero han de alimentarse los puestos más altos en el hato. Se está perdiendo el respeto entre unos y otros. Por esto mismo, desde lo alto de una roca, Vetusto, el antiguo macho alfa, decide ir por su propio camino como lobo nómada, antes de ver perecer a su propia manada.

Chico, un joven lobezno de los últimos en linaje, se fue tras Vetusto. Ambos estaban hambrientos, pues llevaban dos días sin comer. El viejo ya había sido nómada con anterioridad, sabía bien las precauciones que debería tener para no toparse con el ser humano ni con otras manadas, si deseaban continuar con vida. Caminaron durante días saciando el apetito con pequeñas presas que iban encontrando por el campo. Chico aprendió de Vetusto que, para ser un buen lobo hay que ser paciente ante una presa, la astucia es la mejor compañera. Con las ovejas tenían poco que hacer si junto a ellas se encontraba algún mastín, ya que es de los perros que mejor sabe hacer su trabajo. De los ríos aunque con dificultad, si se era constante y habilidoso, se podía comer peces y de algunas plantas sus frutos.

En invierno dormían juntos al resguardo de alguna roca o árbol. En verano cada uno en un lugar al raso. Batalla, cacería o afecto, nadie conoce los sueños de un lobo. Pero necesita de un sueño reparador como el resto de animales. Mas aquel nuevo despertar de principios de otoño, el trinar de los pájaros despertó a Chico, esa mañana sonaban en diferente tono. El olor que percibió no le era desconocido. Era Vetusto que había perecido al sueño más largo, exhalando el último aliento en la que para él sería la infinita noche. Chico se acercó acariciando con su hocico el cuerpo de un amigo, de quien fue su guía, del mentor que le mostró la verdadera vida salvaje de un lobo sin hogar. Con la tristeza más profunda de su alma, aulló sin consuelo al sol, cazando la pena que arrojaba el viento para transmitir a todos, que el gran lobo ibérico de las montañas españolas había fallecido. El más viejo de todos había llegado a su fin, dejándole huérfano de espíritu y corazón. A lo lejos montaña a montaña, bosque a bosque, todas las manadas de lobos se unieron al dolor, incluida la del clan de la luna, de la que ambos procedían, la primera, la familia que Vetusto creo junto a su loba amada. Desde entonces, los lobos aúllan a la luna dando gracias a Vetusto por formar su clan, mostrando a todos que la mejor voz de guerra es la del cazador del viento.

sábado, 22 de diciembre de 2012

EL HADA DE INVIERNO.



Anwy, la diminuta hada del invierno, se encontraba en la puerta de hojas perennes que accedían a su casa. Observaba desde lo alto del árbol, como una niña patinaba en el lago junto a un pato asilvestrado. “Eso tendré que probarlo yo cuando no me vea nadie”. Pensó mientras se deleitaba con tan asombrosa escena.

Después de contemplar unos minutos más a ambos personajes, decidió entrar en el hogar, para crear unos bocetos de los patines que ella misma se construiría. Mientras dibujaba la forma más idónea en aquel pétalo de rosa blanca, pensó que. “Tendría que recoger algunos trozos de madera afilada para simular las cuchillas, y también unos tallos de plantas sin congelar, para sujetar estas a los pies”.

Una vez delineada la forma de su singular estructura, salió muy ilusionada, volando a buscar por el bosque el material necesario. Ella tendría todo a tiempo, para ir allí al día siguiente. Así fue como poco a poco se hizo con los utensilios necesarios para fabricar sus propios deslizadores de hielo.

Al llegar la mañana, se levantó tan ilusionada que nada más ver la luz de la amanecida, se colocó el artilugio en los pies y se fue volando al lago. Sí, realmente con sus alas sería mucho más fácil mantener el equilibrio. ¡Oh sí, esto es una gozada! Anwy nunca llegó a imaginar que se sentiría tan dichosa de poder resbalar de aquel modo por el agua congelada. Ella hallaría una nueva forma de bailar.

Los conejitos que la veían en la distancia, se unieron a ella, entre piruetas y deslizantes acrobacias. Aquel maravilloso día pasó con una Anwy feliz, disfrutando junto a sus amigos los conejos, en la danza de la amistad. Por ello, si alguna vez observas un lago helado, mira con ojos avizor, porque seguro que nuestra pequeña hada del invierno estará por allí revoloteando.

martes, 11 de diciembre de 2012

EL CUENTO DEL PRIMER MILAGRO EN NAVIDAD





Erase una vez, que era sé. En un portal de Belén nació un niño al que todos los cristianos llamaron Dios. En tan divina gracia, en un lugar antónimo, muy lejano donde el frío de la nieve era la manta de la vida, nació a su vez otro pequeño ser. Un animalito especial. Ambos no sabían de la importancia de sus vidas, pero el niño Dios sería el encargado de la paz, el amor y la esperanza, y el pequeño animalito el encargado de la ilusión de la navidad. Dos nuevas criaturas inmortales, eternas, creadoras de sueños y felicidad, para los creemos en ellos.

Como la vida del niño Dios seguro que ya os lo sabéis todos. Yo vengo esta noche a contaros la del pequeño Rodolfo. Un reno chiquitito que nació en el polo norte. Sí, por las caritas que habéis puesto, creo que también habéis oído hablar de él. Pero, ¿Sabíais como se conocieron? Apuesto a que no. Pues yo fui la única testigo de todo.

Rodolfo perdió muy pronto a su mamá, por culpa de unos cazadores. Fue entonces cuando descubrió que tenía un don. ¡Podía volar! Al principio se asustó porque quiso correr tanto, tanto, tanto y tan deprisa para huir de los malos, que apenas se dio cuenta que sus patitas ya no tocaban el suelo. ¡Oh pobrecito! Sabía que mamá había perdido la vida, pero como le dijo que corriera a ponerse a salvo, no lo dudó ni un segundo en salir corriendo de allí. Entre las lágrimas y la carrera, apenas fue consciente de lo que sucedía. Pero cuando quiso volver la mirada atrás, se dio cuenta de que estaba corriendo por las nubes que había encima de las montañas ¡Menudo susto se llevó! No sabía si dejar de correr, por si acaso se caía. Pero en otra nube se encontró con el espíritu de su mamá y corrió hacia ella.

La mamá le dio el último beso, y dijo que no se preocupara, que tener ese don era bueno y que nunca se caería. Ella lo llamaba el don de la Navidad, pero Rodolfo no entendía nada. Ella le añadió que tuviese cuidado, para que los humanos no le vieran volar, porque entonces lucharían por apresarlo. Pero que fuese feliz descubriendo el mundo que ahora veía a sus pies. Y antes de irse, le rogó que buscara a Papa Noel, un señor de rojo con la barba blanca, que él lo cuidaría y allí se encontraría a su bisabuelo. ¡Otro reno que podía volar!.

Rodolfo, se dio cuenta que ya estaba anocheciendo, pues a mí me vio que observaba todo los sucedido por el horizonte. Y me saludó enseñándome como volaba correteando con piruetas en el aire. Se sentía de nuevo acompañado. Corrió a mi lado toda la noche, hasta que le entró sed, y bajó a un poblado a beber agua. La verdad es que había corrido muchas millas para lo pequeñito que era. Esa noche no tuve ojos para otros, por eso cuando se acercó a un establo… ¡Me di cuenta de todo! ¡Estaba en el portal de Belén! Menos mal que la Virgen María y San José ya estaban dormidos, pero el niño Dios tenía los ojos abiertos, en silencio. Rodolfo se acercó, pues nunca había visto a un bebe, y sintió curiosidad por olerlo. El niño Dios le toco la nariz y con el roce ¡se desprendió una luz increíble! Con un suave gemido de reno, el niño Dios le dijo que sería el guía de las navidades. ¡Fue el primer milagro del niño Dios!, y nadie más lo vio. Desde entonces la nariz de Rodolfo es roja y desprende luz propia. Eso no fue cosa de un hada como os cuentan, pues de verdad que yo lo vi.

En ese momento Rodolfo se sintió feliz para siempre, y después de beber agua, nos fuimos. Esta vez, yo continué mi trayectoria sola, observándole en la distancia claro, porque Rodolfo, me dijo que ya sabía donde debía encontrar a Papa Noel y a su bisabuelo. Pues la nariz le decía que estaban juntos. Desde entonces, nunca más se sintió solo, pues la luz que tenía, siempre iría con él, llenando su alma del verdadero espíritu de la Navidad. ¡El milagro de Dios!

Y como el resto de la historia ya os la sabéis, yo termino mi cuento con un, colorín colorado, este cuento que la Luna os ha contado, ya se ha acabado.

FELIZ NAVIDAD AMIGUITOS.

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Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo 2013

lunes, 3 de diciembre de 2012

¿CRISIS? YA TE DIGO...



Luis Montalvo, alias “El Cijas”, nació en un pueblecito de Castilla y León en la primavera del 69, cursó los estudios primarios, pero no pudo continuar, pues es el mayor de siete hermanos y tenía que ayudar a su padre con el ganado y la agricultura. Son oriundos de la comarca desde generaciones ancestrales. Siempre soñó con ser arquitecto, pero por las necesidades familiares no se lo podo permitir.

“El Cijas” suele hablar de actualidad, no le gustan las falsedades, ni las medias tintas. Siempre vive en su mundo debido a la gran cantidad de horas que pasa al día en soledad pastoreando con las ovejas por el campo. No le gusta que le hablen de lo que pudo ser su sueño de joven y nunca fue . De sentimientos nobles y sincero como un niño pequeño. Del poco hablar con la gente suele responder casi siempre con su famoso ¡ya te digo! o ¡Amos no jodas!. Tímido y poco hablador con la gente, aunque buen conversador en su mente. Su habla es tosca, de hombre rudo y huraño.

……………………

Crisis, to Dios habla de la puta crisis. ¡Ya te digo!, pero qué coño no va haber crisis. ¿No se ha ido to el mundo pa la capital? Industria, trabajos de señoritos, y un porvenir garantizao. Ya te digo, garantizao dicen. ¡No me jodas tú! ¿Y quién se ha quedao en el campo? Los cuatro mataos de hambre como nosotros. Sí, eso también lo pensaba yo. Toa la vida renegao de la suerte que me toco correr allá de chico, y ahora, ya te digo ahora. Aquí vivo como Dios, no tendré piso en la playa, ni un mercedes to terreno de esos en la puerta de casa. Pero tengo yo un tractor, que ya te digo, ese sí que te lleva al pueblo de al lado nieve o granice, llueva o hiele. Enganchas la pala y ni la mejor quitanieves. ¡Amos no jodas! Pos además tengo yo un moreno to el año, que ya te digo, ni los boys musculosos esos de las playas, aquí bronceao de sierra como toa la vida de Dios, sin engüentos ni potingues de esos, curtido de serie ¡Amos como está mandao! Ya te digo.

¿Y qué me dices del parnés? Ya te digo. Toa la puta vida pagando una casa pa vivir amargao. Yo no he pagao ni el primer canto que puso mi tatarabuelo en sus años mozos. ¡Amos no jodas! Que se vive mejor en la capital, dicen, ya te digo. Por eso están deseando que lleguen los puentes y los fines de semana, pa venir a gorronear al pueblo, no te jode. Porque aquí tos sabemos cómo se van pa los madriles esos, con los maleteros a reventar, amos que si les paran los cerriles, los toman por traficantes del mercao. Esos que van cargaos de patatas y productos de la güerta. ¡Amos no jodas! Eso sin hablar de las ostias que les pegan a la cartera a los jubilaos del pueblo. Ya te digo ¡Pobres hombres! Que si pa los nietos, que si pa los libros, que si pa la avería del coche. ¡No te jode! Pos no dicen que se vive mejor pallí, entonces pa que vienen a robarles a esta pobre gente de esa manera coño. Crisis, dicen, crisis. Pero luego ni Dios se viene a trabajar pal campo. Prefieren morirse de hambre los mu desgracios, que coger un rebaño de blancas como estas. ¡Ya te digo!

Que tenga uno que escuchar luego en el bar los domingos, esas payasas que dicen. Que si España va mal, que si el puto gobierno, que si los desgraciaos de los extranjeros nos quitan el pan. ¡Ya te digo! Pos so cabrones, no os dejéis quitar el tajo del campo, ostias. Que yo seré un pordiosero según ellos, pero cuando voy al banco a mi nunca me han dicho que les debo na. Al contrario, me saludan como al capitán general, ¡nos ha jodio! Porque a ver cuantos de esos supuestos señoritos a mi edad guandan quince millones de perras en el banco. ¡Pero que coño! Me río yo de los muertos de hambre del campo. Ya te digo, aquí perfume de cija, amos el más barato. Peluquería de la abuela Juana gratis to el año, total a perro espelechao invierno frondoso. Ya te digo.

Y pensar que quería ser señorito de capital… ¡Amos no jodas!. Seré borrico, pero vivo como Dios y sin deber na a nadie. ¡Ya te digo!

sábado, 1 de diciembre de 2012

SI YO FUESE ESCRITOR...



Sentada en la playa de las letras, escucho el agua de la tinta que al pintar el papel de la arena blanca, suena como la ola mágica de escritura que corre por mis venas, a través de la pluma que engalana el pergamino. Logrando en cada línea un recto y embriagador camino.

Escritor me llaman, mas no merezco tal deleite, pues aprendiz de la mente aún soy. Cuando consiga plasmar cada letra a la velocidad que ella vuela, lograré ser titulado como escritor de letras. Hasta entonces, he de conformar con estas incautas palabras, que por limitados intervalos de tiempo me llegan.

Tinta china, pluma divina, surca los mares del arenal casi platino, dejando constancia en este legado que un día escribimos, lo que hayamos en el remolino que nos dejó el viento. Pero hazlo bien, no sea que se rompa la punta del arte por el que hoy yo vivo.

Luna del cielo, reflejo en el suelo, mira mi escritura y engalana cada signo con dulzura, pues con mesura las escribo para tus amantes. Esos poetas y escritores que por los siglos te atendieron entre duetos y sonetos. ¡Ahí amiga Luna! Si yo supiera decorar esta isla de papel como tú decoras el cielo cada noche… Cuan lejos llevarían mis metas, dejando atrás estos absurdos complejos que hoy siento.

Leo las cabalgatas de mis compañeros, esas que tan hermosas, me hacen ilusionar como a un niño las de reyes. Pero a su vez, no puedo olvidar que en el pesebre un niño nació pobre. Y pobre me siento yo, pues al mirar sus continentes, mi isla queda insignificante ante los ojos de quien las lee.

No tengo cabalgatas, ni palmeras, ni objetos de plata. Tan solo estas manos que a base de letras mi torpeza delata. Si yo fuera escritor… ¡Ahí amiga Luna! Si yo fuese escritor, te dedicaría con mis más humildes letras una melodiosa, bella y hermosa canción.

Luna, luna de mis ojos, luna en mi corazón, amiga inseparable que incluso de día a veces sales a verme al sol. Luz de mis pasos nocturnos, compañera en mis infinitas noches de trabajo… Como me gusta salir a las tres de la madrugada a la azotea a mirar tu linda cara. Cuantas veces te use de modelo en mis fotografías. Como me enamora observar tu reflejo en los charcos del otoño. ¡Ahí amiga Luna! La de veces que a solas paseando por el campo escuche tu voz, esa que nadie sabe oir, si no siente por ti el más puro amor. Destellos en tu sonrisa hacen el espejo del sol, para que con mimo, no tropiecen mis pies por el camino que dirige con paso firme la guía hacia tu vereda preferida. Esa en la que aún siendo una niña, me enamoré de ti por primera vez.

¡Ahí amiga luna! Si yo fuese escritor sabría emplear mejor mis palabras, para entregarte gota a gota la sabia de mi corazón. Gota a gota el agua de mis ojos en los que te reflejas. Gota a gota el perfume de mi alma. Gota a gota por completo mi insignificante ser. Pues si algo hay vivo en mi, es gracias a la noche en que nací y lo primero que vieron mis ojos, fue tu rostro junto al de mi madre velando por lo que fui.

Amiga Luna, aunque no sea escritor, espero que estas torpes palabras al menos te lleguen a rozar de soslayo el corazón.

Vela por los que aquí escribimos, y aunque yo no lo sea, haz que sus sueños se cumplan, haz que todos les conozcan por lo que son. ESCRITORES.